20 February 2011

QUE SEA UN MOTIVO

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By: Sylvia Davila MM
Bogotá
Copyright
Febrero 20/2011
http://www.pipolmagazine.com/2011/02/true-motive.html



En 1979 la televisión en Colombia todavía era en blanco y negro. Durante un tiempo mi generación no pudo ver el uniforme rojo del capitán Kirk, el dorado pelaje de Lassie o los ojos azules del Dr. Kilder. Ese año, Fernando Gómez Agudelo, un visionario amante de la música, inició el proceso de traer la televisión a color para el país y para su productora. Para comprar las reproductoras que leían color, envío a los Estados Unidos a quienes conformaban entonces su equipo de producción: Patricio, Julio y yo. Teníamos veintisiete, veinte y veintitrés años. Corría 1979. Patricio ya era la mano derecha de Fernando, yo era una recién egresada en su primer empleo y Julio acababa de llegar de estudiar televisión en el exterior.
Julio era la visión humana de una colombina chuta. Una vara alta y delgada que terminaba en un copioso afro, vestido con camisas hawaianas tres tallas grande. A sus veinte años Julio exhibía una rara mezcla de madurez precoz en perfecta convivencia con una adolescencia que se negaba a abandonarlo. Mezcla que se reflejaba especialmente en los viajes. Recepción hotel. La eficiente recepcionista, formulario y esfero en mano, pegunta: Apellido? A lo que Julio responde Bond.  Ella pide: Puede deletrearlo? Un muy bien articulado b-o-n-d llegaba. Ella llena la casilla y continua. Nombre? Y un serio Julio contesta James. En ese punto debíamos escoger uno de tres escenarios: risas antes de volver a iniciar el registro; sonrisa aburrida anunciando que el ánimo no está para chistes; o gélida mirada  mostrándonos la puerta. Lety, su siempre compañera, lo llamaba al orden y le hacía prometer que no volvería a hacerlo, cosa que él prometía. Siguiente hotel. Apellido... Bond, b-o-n-d. Y otra vez a buscar en donde quedarnos.
Cuando Fernando nos envío a comprar las reproductoras que traerían la televisión a color a la empresa, el funcionario de inmigración en Miami vio que estábamos en grupo y nos hizo pasar juntos. Nos acomodamos ordenados frente a un poco intimidados por la seriedad del funcionario. El hombre revisó los pasaportes y preguntó a la vez que nos miraba: Cual es el motivo de su viaje? Antes que alguno alcanzara a abrir la boca, pestañar o respirar, Julio uno noventa, en su camisa hawaiana gigante, el afro desordenado y una sonrisa radiante dijo: To bring the color”.
La mirada del funcionario que ya dejaba ver los barrotes de Alcatraz se le clavó al sonriente Julio que sostenía ambas, la mirada y la respuesta; Lety lo regañó: Julio! Deja de hacer esas cosas que nos van a tener aquí tres horas!, yo solté una carcajada y Patricio contestó la pregunta. Hace días que no lo veo pero sé que Julio aprendió ingles. Aunque la verdad sea dicha… la respuesta era correcta y estaba en inglés.
Febrero 20/2011 - SILVIA DAVILA MORALES ®


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