08 January 2014

GOOD TIMING



By: Silvia Davila MM
Bogotá/ Copyright
Photo: Laura Wills
Enero 8, 2013

ABAJO EN ESPAÑOL




Timing seems to be a key "virtue" both in personal and social life. That precise moment action awaits to materialize. The accuracy of a good timing is too often critical in every activity. To asses timing rightly, people make use of knowledge, experience and intuition. But it seems that when it comes to regard people´s lives in the context of a wider amount of time the sense of "timing" is sometime elusive. 

The timeline of the history of Humanity shows that every turning point - times when the structure of life varies significantly in terms of though, action, production and organization of life - takes a good amount of time. Maybe because evolution of anything implies not only the advancement of innovative, original ways, but also the ability to break frontiers by leaving the old ways. It is a process by which a new, fresh intention gets embodied in new forms of doing the same old things. Roughly, each big turning point in the history of Humanity took at least a millennium. Ancient oriental cultures lasted more than that. The Mediterranean cultures - Egypt, Greece and Rome - took each a millennium to give way to the other. After the fall of Rome the Middle Ages lasted another thousand years. In most recent history, Renaissance flourished in Europe during four hundred years until the revolutions of Independence, a child of those times, moved again the compass. With that wide frame of time in mind, the Americas, both north and south, and Africa, and also some east countries, are just leaving colonialism. Two hundred years in the context of human history represent only the first step. In that same order of ideas, the "timing" today for the Americas, Africa and, in fact, the whole world, is a dawn for the development of new, innovative, independent way of living that responds wisely and accurate to the present world conditions. To do that, as it has happened every time in the past, old ways have to be recognized and changed. 

Countries that used to be colonies are the product of an ancient regime. The Americas, and Africa, for example, are still in many ways in their social structure, the child of the monarchic regime that developed all through the Middle Ages and the Renaissance until their decline marked, perhaps, by the first World War. A Millennium.  As the monarchy structure was established in the new lands, it produced generations of people who had to work their path hard while keeping the basic spirit of social organization colonist had brought to these lands: social differentiation and privilege for some which was the basis of the system. As nobility titles could not be set in the new lands, that differentiation and privileged had to be acquired by other means. The answer: money. By becoming increasingly rich, people could satisfy the inherited, intimate sense of self worth. Money, the king. It happened everywhere. The result of that individual quest created, in time, what any actual economist would explain well. A small amount of people holding wealth while, perhaps unaware, feeding the old ways that were supposed to be abolished with the independence call. To nourish that nest, variables that were to build strong communities - education, health, resources, taxes, etc, - melted into the "Court" notion generating  both millionaires and extended poverty. It happened everywhere. But the timing for the New World and for the whole world in the wide context of the world timeline, is that of a new Renaissance, a time that has no references in history for the new conditions of the planet are, precisely that, new and can only be successfully handled with the involvement of all. The challenge for all communities, Americans north and south, Africans and Europeans today - all the World - is  to incorporate all the positive aspects of the old regime - there are many - and to create a fresh wise frame that if centered in production, growth, goods and money, includes all peoples to forge strong communities. Every civilization is built over the good findings of the previous one, and the creations of a newborn mind. The civilization of this second millennium will not be, as before, the rule of one. It will be a comprehensive world organization of all different cultures to save the planet. And if power, as it has always been, is still the name of the quest, any nation that holds an entire, healthy, educated, wise, working, competent population will be all powerful and, certainly, defined in this new millennium, as truly privileged. /SDMM, January 8, 2013


MOMENTO OPORTUNO

Encontrar el momento oportuno es una "virtud" tanto en la vida personal como pública. El preciso momento en que una acción espera para materializarse. La precisión del momento oportuno es siempre crítica en toda actividad. Para conseguirla, la gente usa el conocimiento, la experiencia y la intuición. Pero, parece ser, que cuando se trata de ver la vida dentro de un contexto más amplio de tiempo, el momento oportuno es un tanto impreciso. La cronología de la historia de la Humanidad muestra que todo giro importante - esos tiempos en los que la estructura de la vida cambia significativamente en términos de pensamiento, acción, producción y organización social, toma un tiempo considerable. Quizás porque la evolución de cualquier cosa implica no solamente el avance de formas innovadoras y originales, sino también la habilidad de romper fronteras para dejar atrás las viejas formas. Es un proceso mediante el cual una intención fresca se encarna en nuevas formas de hacer las mismas viejas cosas.

Los grandes giros de la historia de la humanidad tomaron aproximadamente un milenio. Las antiguas culturas orientales tomaron aún más. Las culturas mediterráneas - Egipto, Grecia y Roma - cada una se tomó cerca de un milenio en darle paso a la otra. Después de la caída de Roma, la Edad Media duró otros mil años. En la historia más reciente, el Renacimiento floreció en Europa durante cuatrocientos años hasta las revoluciones de Independencia - hijas de esa época - que movieron de nuevo el péndulo. Con ese marco de tiempo de referencia en mente, las Américas y Africa, y también algunos países asiáticos, están apenas dejando la colonia. Doscientos años en el contexto de la historia humana representan apenas el primer paso. En ese mismo orden de ideas, el "momento oportuno" para las Américas, Africa y, de hecho, el mundo entero hoy es un amanecer para el desarrollo de nuevas, innovadoras e independientes formas de vida que respondan inteligentemente a las condiciones del mundo hoy. Para hacerlo, tal y como ha sucedido siempre en el pasado, las viejas formas deben ser reconocidas y cambiadas.

Los países que fueron colonias son el producto de un régimen antiguo. Las Américas y Africa, por ejemplo, son todavía en su estructura social hijas del régimen monárquico que se desarrolló desde la edad media y el renacimiento hasta su declive marcado quizás por la primera guerra mundial. Un milenio. Al instalarse el sistema monárquico en las nuevas tierras, produjo generaciones que tuvieron que luchar duro su camino, al tiempo que conservaban el espíritu básico de la organización social traída por los colonizadores: diferenciación social y privilegios para algunos, elementos básicos de ese régimen. Puesto que en estas tierras no se podían dar títulos nobiliarios, esa diferenciación social y privilegios debían conseguirse por otros medios. La respuesta: el dinero. Al alcanzar alturas de riqueza, la gente podía satisfacer el sentido heredado e intimo de importancia propia. El resultado de esa búsqueda individual del "estatus monárquico" creó lo que cualquier economista actual puede explicar bien: una pequeña cantidad de personas llenas de riquezas quienes, quizás inconscientemente hoy, alimentan las viejas formas que se suponía debían abolirse con el grito de independencia. Para nutrir ese nido, las variables que debían formar comunidades fuertes - educación, salud, recursos, impuestos, etc, - cayeron dentro de la noción de "la Corte" generando millonarios y una pobreza extendida. Sucedió en todas partes. Pero el momento oportuno del Nuevo Mundo y del mundo entero en el contexto amplio de la cronología histórica, es el de un nuevo renacimiento, un tiempo sin referencia en el pasado por cuanto las nuevas condiciones del planeta son precisamente eso, nuevas, y sólo pueden solucionarse con la participación de todos. El reto para todas las comunidades, Americanos de norte y del sur, africanos, europeos - todo el mundo - es el de incorporar todos los aspectos positivos dejados por el antiguo régimen que son muchos, y crear un marco fresco e inteligente que aún centrado en la producción, el crecimiento, el comercio y el dinero, incluya a todos. Después de todo, si el poder es el nombre de la búsqueda, toda nación que cuente con una población entera, sana, educada, capacitada, trabajadora y competente será una nación todopoderosa y, sin duda, podrá ser calificada en este nuevo milenio, como verdaderamente privilegiada. /SDMM, Enero 8, 2013


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