30 December 2010

New Year's Card: The Everlasting Turn


By: Sylvia Davila MM
Bogotá


A year ends. 
Today, a number is arbitrary set to remind us 
that the circle is about to begin all over again. 
December the thirty first. 
Glued to that everlasting turn
I guess it is up to every one
 wether it becomes
a twister or a dance...

Happy New Year

Sylvia Davila Morales



Photo: Laura Wills

21 December 2010

CLO




By: Sylvia Davila MM
Bogotá


ENGLISH VERSION
Sucedió el primer día de clases. Mamá había decidido sacarnos a mis tres hermanas y a mi del colegio en el que estudiábamos para repartirnos a cada una en un colegio distinto. Tenía ocho años. Me tocó en suerte un plantel que ese año inauguraba Helena Cano Nieto, una mujer de sociedad, humanista, culta y rica, que había optado por dedicar su vida a la docencia. Le habían autorizado abrir cursos desde kinder hasta tercero elemental, el mío. Abrió el colegio en su propia casa, una hermosa mansión de dos pisos, enchapada en madera en su interior y rodeada por un inmenso jardín en el que reinaba un eucaliptos centenario. Esa mañana, mientras seguía a la profesora por esa casa fantástica experimenté la inquietante soledad. Nunca había ido al colegio sin mis hermanas, estaba sola. Mi guía me empujó suavemente dentro del salón dio media vuelta y desapareció por el corredor dejándome enfrentada a una señora que sostenía una tiza. La maestra auscultó el salón y me ordenó: Siéntate ahí. 

Ahí era un pupitre en la primera fila que compartiría con una niña de impactantes ojos verdes, cola de caballo y uniforme impecable. Me senté en silencio en la madera sólida y fría del pupitre de una sola silla y tapas independientes. Mi lado estaba vacío. Del otro lado había, perfectamente alineados, un lápiz negro, un lápiz rojo, tajalápiz, borrador, plumilla, tinta, secante y una bolsa para guardarlos.  La voz de la profesora se esfumó bajo los sentidos concentrados en la nueva realidad que se materializaba ante mis ojos. Un salón iluminado por luz natural que entraba por ventanales, tras de ellos el eucaliptos centenario. Un tablero verde revestido con la blusa de seda y la falda larga de la profesora. Veinticinco niñas comportadas. El recreo sumó un nuevo elemento al escenario. En el colegio anterior el fin de la clase era anunciado por un timbre estridente. Aquí, una pequeña campana dorada instalada en el travesaño de la puerta cantó su tilín talán, fanfarrea que dio inicio a una nueva etapa de la vida.

No conocía a nadie ni sabía en donde tendría lugar el recreo, así que permanecí sentada. Con tres palabras simples y sencillas se dio inicio a una amistad que haría un recorrido por nuestras vidas durante más de treinta y cinco años. Yo soy Claudia, dijo mi vecina de pupitre, a lo que respondí, yo soy Silvia.

De ahí en adelante los caminos serían paralelos. Colegio, viaje a Europa, Universidad. Durante esos años fuimos testigos de todos pasos, estudios, amigos, novios, familias, planes de las niñas que se convierten en adolescentes y luego en mujeres. Fue madrina de mi matrimonio - llevó una orquídea - y del nacimiento de mi hija. Era una amistad que entendía sin palabras, había respeto y nos reíamos mucho. Se convirtió en mi hermana. Cuando yo inicié vida maternal y sus estrictas rutinas, ella había acumulado kilometraje de recorridos por este mundo. De las selvas del Mirití a Harvard, de un continente a otro, compartiendo por igual con directores de cine e indios guayú, actores y técnicos, artistas y paracaidistas, siempre con su cámara al hombro, de proyecto en proyecto, protagonizando la mejor de todas las historias, la suya. 

Un 31 de diciembre hace nueve años, llamó a las nueve de la noche para saber yo en qué andaba.  Cocinamos pastas mientras ella y su esposo contaron la crónica de su reciente viaje a Egipto. A las doce, en el techo del edificio abrimos champaña. Después, sacamos tres maletas vacías, grandes para que los viajes fueran largos, los pasaportes, un dinero y nos metimos con todo en la camioneta. En el asiento delantero iban Clo y Humberto y en el trasero iba yo con Capuccino, el gato. Claro, no íbamos a dejarlo. La vuelta a la manzana se convirtió en una gira de media noche por la zona de las embajadas. Nos deteníamos en cada una y gritábamos su nombre para que el cosmos grabara la ruta del año que empezaba. Fue la última vez que nos reímos tanto. Se cerraron esa noche los tiempos buenos de una amistad que no volverá a repetirse. A comienzos de ese año le encontraron cáncer. Murió en diciembre, hace ocho años. Pocas palabras para describir la perdida. Tenía una amiga, una verdadera./ SYLVIA DAVILA MORALES ®

19 November 2010

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By: Sylvia Davila MM
Bogotá

(Photo: Sylvia Davila)

03 November 2010

HABLANDO DE MILAGROS



By: Sylvia Davila MM
Bogotá


ENGLISH VERSION
Hace ya muchos años, estuve en Japón en una invitación oficial. Dentro de la agenda de lugares maravillosos a visitar estaba incluida una visita al Centro de Competitividad de Tokyo. Allí, cuando el funcionario terminó su presentación, abrió una sesión de preguntas. Éramos un grupo interdisciplinario de ocho o diez personas, no recuerdo. Las preguntas fueron y vinieron. Yo, tengo que confesarlo, en esa etapa de la visita me perdí en la expectativa del siguiente paso de la agenda: Kioto, la vieja capital, los inmensos y silenciosos templos de madera, los jardines… y cuando andaba en esas, cayó la pregunta: “Sylvia San, quiere preguntar algo?” , se dirigió a mí el funcionario. Ningún malabar mental me alcanzó para salir del Kibuki a la competitividad, pero ante los doce pares de ojos clavados en mi, terminé balbuceando: “Se habla mucho del milagro japonés… como hicieron el milagro?” Al pronunciar la última sílaba ya sabía que acababa de hacer la pregunta más idiota posible que, además, pondría al pobre hombre a explicarme desde el Paleolítico. Por toda respuesta me hizo una pregunta muy oriental: “Alguna vez ha botado una piedra a un lago en calma? Cae la piedra y sale un pequeño aro, luego otro más grande, luego otro aún mayor, y así hasta que todos se vuelven de nuevo parte del lago. Empezamos por una casa, luego un barrio, luego un pueblo, una provincia, un estado, hasta que convencimos a todos de las bondades del cambio. Mi absoluta torpeza con las matemáticas me impide todavía entender el milagro japonés – a menos que se refieran a los cerezos floreciendo todos al mismo tiempo que es lo más parecido a lo que uno piensa puede ser un milagro – pero la metodología me pareció interesante.

Aquí, solo nos preocupamos por elegir Presidente. Cuando llega el tiempo de esas elecciones todo el mundo está informado, participa, vota, gana o pierde. Pero cuando se trata de esos otros aros, los Congresistas, los Gobernadores, los Alcaldes, los Ediles, ni siquiera estamos enterados. Nadie habla de eso, no sale mucha información, nadie los conoce. Nadie participa. Por eso, esos cargos caen en manos de personas que sólo buscan su propio interés. Los desfalcos masivos y voluminosos, las ferias de contrataciones y de notarias, el robo sistematizado desde las altas esferas de Estado. El jefe dando ejemplo… Qué país puede prosperar? Cuál gobernante puede gobernar? Quién puede vivir en ese pantano? Quienes ingenuamente creen vivir tranquilos en su pequeño mundo, y piensan que todo eso no es de su incumbencia y que las ondas de corrupción, ineptitud, deshonestidad y atraso nunca va a tocarlos, me permito recordarle que la naturaleza de los aros – pura física creo – es expandirse hasta volverse… el lago. En eso estamos. El año que entra se vuelven a elegir esos cargos, ahí veran si empiezan a informarse, a informarnos y a participar para decidir quienes ocuparán los cargos que hoy dan tanta vergüenza.  SILVIA DAVILA MORALES/(Photo: Google)

15 October 2010

AMNESIA MUNDIAL



By: Sylvia Davila MM
Bogotá


ENGLISH VERSION
Mirando el rescate de los mineros, se queda uno pensando que si este mundo funcionara siempre como funciona en las tragedias, sería un mundo feliz. Inundaciones, terremotos, incendios, huracanes o mineros atrapados como por arte de magia borran las fronteras, las nacionalidades, las diferencias y la ayuda llueve de todos lados.  La naturaleza, el azar o el error humano actúan y este mundo se vuelve uno, circular y conectado, con una sola raza humana actuando. El resultado siempre es bueno: todo el mundo aporta, se comparten conocimientos y recursos, se encuentran soluciones, se salvan vidas. Y todos satisfechos. El mundo entero lo ve, lo siente, lo disfruta. Pero una vez termina la tragedia aterriza la amnesia. Cada uno da media vuelta y se devuelve a su caverna a buscar la forma de mejorar su vida o de cambiar el mundo. Acaban de verlo pero también, como por arte de magia, lo olvidan. Es un fenómeno muy extraño, muy extraño/ SILVIA DAVILA MORALES®

30 August 2010

PROTECCION A PEDERASTAS


By: Sylvia Davila MM
Bogotá
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ENGLISH VERSION

Todas las religiones tienen entre muchas una imágenes que las identifica. El  buda sentado del Budismo, el candelabro de siete brazos del Judaísmo, la diosa bailando del Hinduismo, la peregrinación a La Meca del Islam, por mencionar algunas. El Cristianismo, dentro de su vasta colección de imágenes, evoca aquella de Jesús sentado sobre una colina con los brazos extendidos diciendo: “Dejad que los niños vengan a mi.” Razón por la cual, un sacerdote pederasta es un autogol eclesiástico.

Una profesión sobre la cual la sociedad vuelca su confianza, segura de que representa las virtudes humanas que hacen amable la supervivencia y la convivencia, termina convertida en fuente de maltrato de niños. Es cierto, no son todos. Como en todas las instituciones hay quienes representan a cabalidad lo que la profesión pretendió en sus orígenes y también, como en este caso, hay curas pederastas.

Un sacerdote pederasta no es cualquier persona. Es una persona en la que el niño confía. Un niño protegido en  la seguridad de su casa y de su colegio, sus padres y maestros como única referencia, los ha visto confiar en la sotana. Un niño a quien, probablemente, sus cristianos padres aun no le han hablado de sexo. Un niño.  Y no cualquier niño, un niño que confía en el pastor. Hay un crimen más atroz, quizás. Que la institución para la que trabaja lo proteja. Cuando un gobierno detecta un funcionario corrupto lo despide. Si en las fuerzas armadas sucede lo mismo, lo destituyen. Un trabajador que no le cumpla a la empresa lo botan. La empleada doméstica que se robó un cubierto se va. Y al sacerdote pederasta lo esconden? Y no lo esconde cualquiera. Lo esconde la institución que históricamente se ha levantado como adalid del amor, la bondad, la compasión, el respeto y la justicia. Y no esconde a cualquiera. Esconde a un hombre que ha traicionado la confianza de un niño, ha engañado a sus creyentes padres, ha atropellado la doctrina que profesa, ha pisoteado los votos que adquiriera, ha cometido un delito y, lo imperdonable, ha matado la inocencia. Impunidad a pederastas? Por los niños victimas de pederastas, por todos los niños, el mundo adulto debía acunar la frase: “Dejad que los pederastas vengan a nosotros” así, por lo menos, se estarían midiendo con los de su tamaño./Sylvia Dávila Morales ®


28 August 2010

MADRES SIN FRONTERAS



By: Sylvia Davila MM
Bogotá
Copyright
FotoL Laura Wills D


Madres las hay de todas clases, pero lo que todas tienen en común es esa determinación profunda y ese amor sin fronteras cuando se trata de los hijos.
Para quienes no conocen a Luciano, Luciano es un pez que vive la habitación de María y el cual, cuando la niña entra, se hace docientos metros a la redonda en la pecera. Con Suko, el perro y Paco, el novio, Luciano es uno de los consentidos de la niña y, por lo tanto, lleva una vida feliz. Bueno, la llevaba hasta que la María se fue una semana de vacaciones dejando a Luciano al cuidado de Cecilia, su atareada madre.

Transcurridos ocho días del viaje, una tarde cualquiera María llama a la mamá a reportarse. Entre cosa y cosa cayó a pregunta: “Mamá, le has dado comida a Luciano”? momento en el cual Cecilia deja de respirar, palidece, grita y corre a la habitación de la niña esperando encontrarse un pez muerto por inanición. Efectivamente, en su pecera Luciano utiliza sus últimas fuerzas para mantenerse a flote. Los ojos desorbitados, Cecilia observa a Luciano incapaz de reconocer si eso que está haciendo - o sea, nada - es normal, dado que es la primera vez en toda su vida que observa detenidamente a un pez. Con la conciencia destrozada vuelve al teléfono, confiesa a María su inexplicable olvido y le describe la situación de Luciano. Alarmada, María le pide: “Mamá!! Llévalo YA al veterinario!!”, a lo que Cecilia con esa siempre impredecible, pero sobretodo sorprendente, capacidad de reacción de las mamás, responde: “OK!” 

Acto seguido y con toda propiedad, Cecilia corre a la cocina, regresa a la habitación y se le aparece al pobre Luciano con una coladera en la mano. Por respeto a Luciano, voy a pasar por alto los veinte minutos de boleada de coladera, splasshhh, ay Dios míos, brutas carajos que se sucedieron unos a otros hasta que, por fin Luciano muy lúcido, entendió que sería mejor dejarse meter en la bolsa que la triste suerte que le esperaba con la coladera.

Tras descartar dos hospitales y una clínica, y dado que ahora Luciano y con razón parecía un cadáver, Cecilia resolvió llevarlo a la tienda de mascotas en donde lo había comprado. Tomó la bolsa, subió al auto y puso a Luciano de copiloto en el asiento contiguo. Arrancó veloz rumbo a la tienda de mascotas pero ignoro por qué en situaciones como esas tiende a imponerse la ley de Murphy: a pocos metros de su destino, un semáforo cambió a rojo, Cecilia puso el pie en el freno, el auto se detuvo, la bolsa se volteó y salió disparado Luciano...

Luciano es, quizás, el único pez del planeta que tiene una idea precisa de lo que es un parque de diversiones. Rodó por la silla como en tobogán, saltó sobre el freno de mano, se perdió en la oscuridad del asiento trasero y apareció saltando a los pies de Cecilia. La música de fondo de la escena estuvo a cargo de todos los autos que pitaban detrás de ella. Ignoro si por amor a María, compasión con Luciano o desesperación con los pitos, Cecilia se armó de valor y con su veintena de pulseras tintinando, le mandó la mano y en un sólo intento lo atrapó. Luciano y su nervious breakdown fueron a dar de nuevo a la bolsa.

En la tienda de mascotas lo consintieron y le dieron de comer pero no pudieron calmarlo, porque Luciano sabía que tenía que regresar a la casa por el mismo camino, en la misma forma y con la misma conductora. Total, María regresó de vacaciones y Luciano nada de nuevo en su pecera, pero dolido. Ahora, cuando la niña entra ya no da las docientas vueltas a la redonda. Ni hablar cuando entra Cecilia. Cuando la ve, simplemente se voltea boca arriba y se hace el muerto/ SILVIA DAVILA MORALES ® Photo: Laura Wills (R)

22 August 2010

INDIGNADOS?



By: Sylvia Davila MM
Bogotá

ENGLISH VERSION

 Dice la prensa que corre en el Congreso un proyecto de ley para limitar las portadas de los diarios. La necesidad de callar a otros tiene que ser inseguridad sobre la capacidad propia para defender argumentos, convencer con ideas, o persuadir con convicción. Si un argumento es sólido por qué temer que lo controviertan? Si se dice la verdad por qué temer que la cuestionen? Si se propone algo de valía por qué temer que alguien disienta? Ideas contrarias, por qué temerles? Por que el miedo?

Limitar la portada de los diarios. Limitar lo que se dicen? la cantidad que dicen? la forma en que se dice? a quien lo dice? La persona que lo dice? En cualquier caso, el proyecto parece querer limitar la información o la posición del diario sobre la información. Pero entonces, quién va a decidir cual es la información “correcta” o la posición correcta? Políticos adscritos todos a un mundo rotativo de favores? La decisión la toman en términos colectivos un periodismo responsable y justo, y en términos individuales la conciencia propia.

Por que el miedo? La libertad de pensar y de expresarse está consignada en casi todas las constituciones del mundo incluida la nuestra. Forma parte de los derechos fundamentales. El respeto siempre ha sido condición de la convivencia, el respeto a los derechos básicos que alimentan la existencia. A todos el mismo derecho. Cobijados por la misma ley, dueño cada uno de su convicción y confianza, por que temer? Si en el grupo social en el que usted se mueve alguien decidiera que, de ahora en adelante, va a limitar la oportunidad de hablar de los otros, no saltarían todos indignados? Pues bien, ese es el proyecto de ley que anda dando vueltas en el Congreso. Indignados? OK. Si no entonces aprendan a que los obliguen a estar callados/ SYLVIA DAVILA MORALES®

Del Oscurantismo al Santismo


By: Sylvia Davila MM
Bogotá

ENGLISH VERSION
Lo que mas me sorprendió de estos ocho anos que se cierran, no fue tanto el presidente de los colombianos como los colombianos. Porque en nuestra no muy larga pero sí convulsionada historia, hemos tenido presidentes de todos los matices en cuanto a capacidad y personalidad. Todos, sin embargo, cubrieron su períodos con un manto que, en realidad o en apariencia, promovía, protegía y cumplía las leyes. Las leyes que, en teoría, son iguales para todos y que aplicadas en la práctica a todos, nos protegen a todos. Nos hacen libres. Tuvieron también esos presidente una opinión pública, con voz o sin voz, que, también en realidad o en apariencia, las acataban.
En estos últimos ocho años, sin embargo, las leyes fueron quebradas, pasadas por alto o ignoradas en todos los estratos, estrados y escenarios, no por los ciudadanos del común sino por quienes tienen la función de defenderlas.  La ley prohíbe matar, sin embargo se mató premeditadamente a niños inocentes (los falsos positivos). La ley prohíbe comprar votos con favores, sin embargo se dio la feria de las notarias. La ley prohíbe que personas con hojas de vida cuestionables ocupen cargos públicos, sinembargo una buena porción del congreso elegido esta en la cárcel. La ley ordena proteger la intimidad de las personas, sin embargo se dieron las chuzadas a jueces y periodistas. La ley ordena proteger la salud y la vida de los ciudadanos, sin embargo se redacto un manual de persecución física y psicológica sistematizada. La ley promete proteger la propiedad privada, sin embargo, miles de kilómetros de tierras arrebatadas a sangre y fuego fueron retituladas. La ley castiga la calumnia y la mentira, sin embargo, la Corte Suprema de Justicia fue objeto de la una y de la otra. Y así podríamos seguir revisando los titulares de los diarios.
Mirado en conjunto, durante estos ocho años se impuso una cultura que privilegia la fuerza bruta, ignora las bondades de la razón, a la cual no la detienen las leyes, para la cual no existen los derechos humanos. Se impuso en todos los estratos, estrados y escenarios la cultura paramilitar. Buscando detener la ya octogenaria, violenta, criminal y torpe guerrilla, se dio rienda suelta al mismo fenómeno pero en la otra cara de la moneda. La guerrilla y los paramilitares son idénticos. En términos de una sociedad, ambas son fuerzas que consiguen sus objetivos quebrando, pasando por alto o violando las leyes. Como hiciera Simón el Bobito para deshacerse de un bulto de tierra, se abrió un hoyo en la tierra… Así como Einstein afirmo un día que el universo es mucho más complejo de lo que podemos entender, el presidente saliente era mucho más elemental de lo que el país pudo ver.
Pero lo sorprendente no fue tanto la abierta violación de las leyes por parte de quienes debían defenderlas, sino la absoluta indiferencia de la mayoría de los colombianos y la masiva aprobación que le dieron al presidente bajo cuyo mandato sucedieron todas esas cosas. La falta de solidaridad fue el trademark de esos años. Quizás porque no fueron sus hijos los que fueron contratados para ser asesinados, o porque no fueron sus fincas, casas o negocios los arrebatados a bala. Se ignoró a quienes fueron perseguidos quizás porque no estuvieron nunca en sus zapatos. En estos ocho años, el país se volvió ciego, indolente y rebaño. Las leyes quedaron huérfanas y a la deriva defendidas con valor sólo por la Corte Suprema de Justicia.
Por eso el reto del presidente entrante tiene dimensiones históricas. Debe no sólo devolverle a la Presidencia una visión global, el valor de la razón y del corazón, el respeto por el pensamiento y la vida, la convicción sin miedo, la determinación sin represión, la sabiduría, sino que debe devolverle al país algo que, a la postre, es irremplazable para la unidad nacional: debe devolverle la dignidad a los colombianos. Porque si la vida los ha de hacer rebaño, es deber del pastor llevarlos a buenos pastos. Para hacerlo, el Presidente entrante puede y tiene todos los elementos en las manos. Quiera Dios ayudarlo, para dejar atrás estos ocho años que pasaran a los libros como el Oscurantismo de la historia de Colombia. Ojalá el sol que apareció después de la lluvia en la tarde de la posesión sea un buen presagio, y el nuevo Presidente pueda con su collar Kogy coronar a Colombia de salud, justicia y buen gobierno.

17 June 2010

NUESTROS MUERTOS SIN VIDA


By: Sylvia Davila MM

Bogotá

Nunca deja de sorprender la forma en que la humanidad desde sus comienzos, ha encontrado motivos para matarse los unos a los otros por tierras, por comercio, por recursos, por religión, por política, por celos, por ira, por envidia, por miedo. Y en todas las modalidades palos, lanzas, flechas, hachas, espadas, guillotinas, balas, tanques, bombas.  La historia también delimita el comienzo de la civilización al momento en que las sociedades encuentran la forma de controlar su funcionamiento sin cortarle la cabeza a nadie. Las sociedades civilizadas desarrollaron principios y normas para proteger la vida. Normas que aplican a tiempos de paz y de guerra porque lo único que no se puede solucionar retrospectivamente es la muerte. Las armas os dieron la independencia, la leyes os darán la libertad” dijo Bolívar. La libertad de vivir.


Es por eso que nuestros muertos recientes caen en la barbarie. Viejos impotentes descuartizados vivos como entrenamiento; niños engañados y asesinados para abultar estadísticas; el asesinato metódico de policías en los 90s; inocentes empleados del palacio de justicia desaparecidos, torturados y asesinados en busca de culpables; soldados secuestrados durante anos privados de su derecho a la vida. Nuestros muertos recientes son un monumento a la barbarie. La sociedad lo ignora. Todos son muertos sin rostro. Nadie detiene su rutina. Los viejos descuartizados fueron un par de líneas en las noticias, esos viejos que fueron el hijo, padre, esposo, hermano, amigo de alguien. Los tres mil muchachos asesinados tenían planes para sus vidas, novia, familia, amigos, ilusiones. Los policías asesinados y los soldados enterrados por años en la manigua prestaban un servicio obligatorio y tenían la esperanza de salir con vida. Los empleados del Palacio de Justicia cumplían con su oficio y tenían derecho a su vida. La indolencia deja a todos esos muertos sin vida./SILVIA DAVILA MORALES® JUNIO 2010


26 May 2010

COLOMBIA ES DE COLORES



By: Sylvia Davila MM
Bogotá


ENGLISH VERSION

Siempre he pensado que la “cultura” sufrió una terrible suerte al quedar confinada a un renglón de un programa de gobierno. Si empezamos desde el primer día de la creación, la cultura es el resultado de un largo proceso. Empieza, creo, con una comunidad delimitada a un territorio especifico. Sigue, talvez, con las necesidades primarias de esa comunidad satisfechas. Continua, quizás, con un acuerdo básico de convivencia. Y, cuando la comunidad organizada reconoce a cada individuo el derecho a pensar… surge “el arquitecto egipcio, el astrónomo babilonio, el profeta hebreo, el gobernante persa, el poeta griego, el ingeniero romano, el santo hindú, el artista japonés y el sabio chino”*. La cultura no necesita permiso. Cuando se le respeta el derecho a pensar, el siguiente paso natural es crear.

Y ahí es cuando le damos gracias a Dios por la música, la poesía, la literatura, el baile, el teatro, el cine, la televisión y – para no salirnos de contexto -, el carnaval de Barranquilla, el festival de teatro de Bogota, los cuenteros de Chapinero, el festival Vallenato, la orquesta Batuta, la Opera, las vestimentas indígenas, las gordas de Botero, el currulao y el merengue, la salsa por supuesto, los tamales de pipian y el ajiaco, las ferias de Cali y las de Pasto, los capachos llaneros y el chocolate cachaco, las mantas guajiras, la Candida Erendida y Rin Rin Renacuajo, los valles, los dos mares, la selva, el desierto, el llano y la Cordillera de Los Andes. Colombia es de colores. Quizás es por eso que en estas elecciones a los tradicionales azul y rojo se le sumaron el naranja, el amarillo, el verde y el blanco. Esa es nuestra cultura: de colores. Y que cada comunidad adscrita - ya no a un territorio especifico, sino a ideas específicas - piense y lo exprese entre otras cosas con colores, da esperanza a todos. Es la esperanza de cualquier país que quiera producir arquitectos, astrónomos, profetas gobernantes, poetas, ingenieros, artistas y sabios.  El derecho a pensar y a expresarse libremente ES la cultura que se expande en conocimientos, en originalidades, en artes. Uno puede pedirle a un candidato muchas cosas, pero si asegura esa, todos como país y cada uno como individuo, tienen futuro. /SYLVIA DAVILA MORALES®

19 May 2010

EL PITO


By: Sylvia Davila MM

Bogotá

Vivo sobre una calle muy transitada cerca de un semáforo. El lugar es una intersección en la que se cruzan dos océanos de carros. Entre las cinco de la tarde y las siete de la noche,  un río de automóviles se instala bajo mi ventana. Cada dos minutos, el tiempo que dura en cambiar el semáforo, todos pitan.  Y lo hacen de cinco a siete todos los días. Los he estado observando.

Supongo que el diseño inicial de un automóvil incluyó un pito con la intención de hacerlo útil. Si alguien va a cruzar la calle desprevenido, se pita. Una tractomula en reversa que no nos ha visto, se pita. Un amigo caminando por el anden, pues sí se pita. Pero en un semáforo? El semáforo cambia y antes que la fisica misma pueda entrar en acción para movilizar la masa todos pitan! A veces, se forma un trancon estrella: el de la derecha tranca al de la izquierda y el de arriba al de abajo, hasta que quedan las cuatro trompas mirándose y ninguno puede avanzar. Y, por supuesto, todos pitan.

Cada uno quiere imponer su propio afán. Si la viejita que lidera el puesto del semáforo se toma más de un tercio de segundo en poner la primera, sacar el cloch y acelerar, la muelen a pito. Y si no es una viejita sino cualquier persona que espera a que cambie el semáforo para poner primera, la muelen a pito. Situación sólo superada por el fenómeno de los peatones. Juicios todos en el anden esperan a que el ya famoso semáforo les de vía. Efectivamente, el río de automóviles se detiene pero no en cualquier forma. Un bus, dos taxis y cuatro motos se detienen con el pie en el acelerador, la primera puesta bajo la mano que empuña la palanca, y los ojos fijos - sin pestañar- en el semáforo. En el instante que el semáforo pasa a amarillo, el bus, los dos taxis y las cuatro motos arrancan sin mirar quien esta pasando o terminando de pasar la calle. Si el peatón es una señora con un caminador para trillizos, o una empleada cargada con bolsas del supermercado, un viejito de bastón, o un simple y común ciudadano, es posible que logren saltar para no ser atropellados pero seguro los muelen a pito. Los que pitan creen tener el derecho de imponer su afán. Los que pitan no solo quieren imponer su propio afán sino ignoran las necesidades de los demás.

Los “pitadores” además de generar polución auditiva son una manifestación diaria de intolerancia y agresividad. He intentado parches para los oídos pero terminé dándole gracias a Dios por mi iPod y mis audífonos./SYLVIA DAVILA MORALES®

15 May 2010

SE CAMBIAN MONAS



By: Sylvia Davila MM
Bogotá

El álbum Panini de futbol debe ser tan viejo como el mundial . Desde que tengo memoria hacer el álbum era el calentamiento obligado previo al mes de descerebrada televisiva. Se ahorraba para comprar tres, cuatro, cinco, ojala diez sobres. Ninguna tarea, trabajo o examen  detenía la ceremonia de sentarse a abrir sobres y pegar monas. El siguiente paso, cambiar monas. Los corrillos podían verse en toda esquina, recreo o casa. Cuando se acercaba la fecha de inicio del mundial, el cambio de monas se ponía frenético. Había que terminarlo cosa que, gracias al cambio de monas, siempre sucedía para todos. Era una empresa colectiva.

Este año era posible comprar una caja con la totalidad de las monas y llenar el álbum en una sentada.  Y hasta ahí llegó la diversión. Comprar un par de sobres cada dos días, revisar listas, verse con los amigos, el cambio de todos con todos quedo reducido a una cosa: tener dinero para comprar la caja. El oficio hecho sin disfrutar el camino. La expectativa, la emoción, el contacto con otros, el esfuerzo, el placer de cada mona conseguida… la empresa colectiva perdida. La vida rápida sin ritmo, sin tiempo para alegrías, sin limites. Qué fue del cambio de monas?

Cargué mi fajo de monas varios días con la esperanza de encontrar quien quisiera montarse a la empresa colectiva de llenar el álbum Panini de futbol. Sólo un sobrino se compadeció y me cambió algunas. Así que opte por comprar otro álbum que llenará mi otro yo. Así, por lo menos, no tengo que salir a cambiar monas./ SYLVIA DAVILA MORALES ®

SUPERHEROES



By: Sylvia Davila MM
Bogotá


ENGLISH VERSION

Mi infancia estuvo rodeada de seres que no eran cualquier ser. Eran superhéroes. Si, la generación que creció con la pasividad impenetrare del Sr. Spoke, el calculo intuitivo de Sherlock Holmes, la lucha por la justicia de Clark sin gafas Superman, la sonrisa del gato de Alicia, y el Martini doble sin mezclar de Bond, James Bond, está en shock.  Estos héroes en el nuevo milenio son irreconocibles.


Holmes no se cambiaba la gabardina, es cierto, pero su único acto de fuerza era prender el fósforo para prender la pipa. Una aguda capacidad de deducción resolvía el caso de turno, siempre a expensas de Watson. El  Skerlock Holmes de hoy, desgreñado y borracho, enfrenta sus investigaciones con toda clase de armas y destruye una zona de Londres cuando apenas están rodando los créditos del comienzo. Irreconocible.


Superman, el hombre de acero con conocimientos de otro mundo empeñado en luchaba por la justicia. Le quitaron lo que lo hace súper, los poderes, para recibir una paliza callejera. Irreconocible.

Bond tenía licencia para matar para defender el mundo. Esperábamos que Penny Lenny finalmente le robara el corazón,  Q nos deleitaba con la última tecnología, y M exponía el reto de turno. El Bond de hoy mata a un hombre en un hotel antes que se haya pronunciado una sola palabra en la película. Irreconocible.

Los más sorprendentes, el Sr. Spock y Alicia.  Difícil saber hasta que insondable caverna de la confusión se puede llegar para poner al Vulcano por excelencia a darle trompadas al capitán Kirk. Si Spock viera la nueva versión de si mismo, levantaría la ceja y diría ilógico. Irreconocible. La utima sorpresa es Alicia su delantal de tul, vestido azul y libro, transformada en una Juana de Arco. Armadura y espada.


Si, debo estar vieja. Pero no puedo dejar de soltar una lágrima por nuestros amados superhéroes convertidos hoy en superhéroes armados. Una duda me asalta:  qué superhéroes tienen los niños?
SYLVIA DAVILA MORALES®