11 April 2012

LA AMERICA LATINA



By: Sylvia Davila MM
Bogotá
Copyright
Illustration: Google Images
April 11/2012


La América Latina ha sido siempre y sobretodo una gran contradicción. Un continente inmensamente rico en recursos físicos y humanos,  pero históricamente sometido por potencias extranjeras, por dictaduras militares, por organizaciones criminales, por corrupción organizada o por gobernantes indolentes. Sociedades que pese a su lengua y cultura común están divididas en el mismo continente aunque hayan  recorrido  similar trayectoria. Tras cuatrocientos anos de colonialismo, los pueblos de la América Latina iniciaron el proceso de construir sociedades libres e independientes sobre el lastre de la ignorancia en la que las mantuvo su pasado. Ignorancia que no daba cabida al sentido comunitario sino más bien a la ley del sálvese quien pueda, raíz de la corrupción de hoy en el continente, corrupción madre de la pobreza que en impensables números lo habita. Sus inmensos recursos y maravillosas gentes también estuvieron detenidos durante mucho tiempo por  las dictaduras militares que privilegian la fuerza sobre el libre crecimiento. En su historia, sus recursos han sido deseados por todas las potencias y explotados para beneficio de muchos.  Cuando han logrado deshacerse de alguno de sus grandes frenos como las dictaduras – a excepción de la de Cuba, ejemplo del héroe que se convierte en aquello mismo que combatió, una dictadura – aparecen nuevos titanes como el narcotráfico o nuevas guerrillas que inhiben las posibilidades de crecimiento, ahogan a los pueblos en sangre y desvían la atención del progreso.  La América Latina durante el siglo pasado y comienzos de este nuevo milenio, creció lento atada por todas sus puntas. Esa es su historia.
Pero la América Latina de hoy se ha sacudido de muchos de sus lastres, está conectada al mundo y ha desarrollado una voz propia. A la cabeza Brasil, independiente y segura, se ha acomodado entre las potencias y ha logrado cifras record de disminución de la pobreza. México le sigue los pasos y el mundo observa atento el avance del  gran charro. Colombia azotada por el narcotráfico busca una lente nueva para mirarlo, una visión que permita atenderlo  pero también sacar a flote y explotar todos los potenciales de un país rico y dinámico siempre a la sombra de la guerra contra las drogas. El cono sur propone fórmulas, otros países prueban una voz polémica y distinta, todos Sur y Centro América buscan terrenos comunes, elaboran formulas y foros para su comercio, sus productos y su defensa.  La América Latina de hoy, si bien aun atada a algunos de sus viejos lastres, avanza con fuerza y decidida, tiene juego. El mundo globalizado de hoy no permite otra cosa.
Junto con ella está geográficamente unida la otra América. La mayoría de sus gobiernos en la historia hicieron posible acunar la famosa frase “el patio trasero” refiriéndose a la relación de del norte de América con la América Latina. Una relación desigual de amos y vasallos en la que el norte obtiene beneficios tenidos de indolencia  frente a la pobreza de los habitantes del  centro y sur, hasta el punto que desdenar a los del norte se convirtió en casi una obligación patriótica en el sur.  En el escenario de hoy, sin embargo, se presenta por primera vez en la historia de esas relaciones una situación extra-ordinaria. Al coloso del norte lo lidera un hombre que elimina un antiguo conflicto racial al ser al mismo tiempo blanco y negro y que - por la misma razón - ha andado el camino de las minorías. Cuando en la vida se han probado en carne propia las dificultades, reconocerlas en otros es factible. Un presidente que como muchos ha propuesto un cambio pero que como ninguno antes en la historia del norte ha, de hecho,  vivido lo que se requiere cambiar: desigualdad, discriminación, pobreza.  Un trabajador por los derechos civiles que llegó a la Casa Blanca.  Un creyente del cambio que lo está implementando. La historia no había dado nunca un presidente norteamericano con esa trayectoria. Un presidente que se parece a los del sur.
Así las cosas y en un momento del mundo en el que los cambios se suceden espontáneos en todos los continentes, en el que la naturaleza misma clama con fuerza  sus fueros, en el que las estadísticas anuncian abismos y hasta el planeta plantea retos más que serios, la América Latina vive un momento excepcional y quizás único, y tiene la oportunidad de deshacerse de los viejos lastres, amarrarse a sus prioridades, usar nuevos lentes, ampliar visiones, abrir posibilidades quizás nunca antes vistas, construir nuevos caminos, hacer un mundo diferente. En la historia de la humanidad  quedaron rezagados solo quienes no creyeron que es posible transformar las cosas.  Y todas las grandes transformaciones de la historia han dado siempre un primer paso liderado en todos los tiempos y por todos por una frase simple: la unión hace la fuerza./ April 11/2012 - SDMM  (Ilustración: Google Images)

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