18 May 2011

LA GRAN ESTAFA



By: Sylvia Davila MM
Bogotá
Copyright
Mayo 18/2011

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Si la corrupción ha sido posible a todos los niveles a lo largo de todo el país, se pregunta uno por qué puede expandirse tan fácilmente?

La elección de personas que buscan el cargo para beneficio propio es una de las razones. La falta o dificultad para controlar el uso de los recursos públicos en todo en país tiene que ser otro. Si tuvieran freno no podrían avanzar. La participación del sector privado o de personas que, también buscando el beneficio propio, inducen la corrupción debe estar en la lista. Pero quizás la principal causa, aunque parezca elemental, es que la corrupción tal y como se da en el país es un negocio monumental.
Al corrupto que le roba al erario – a nosotros – inmensas cantidades de dineros le pueden suceder una de dos cosas. La primera, nada, momento en el cual se instala en una vida personal de opulencia mientras “profesionalmente” continua aplicando y enseñando las múltiples formas de robarle al estado. La segunda, que lo cojan, breve aparición en los medios, invierte parte de su abultada cuenta bancaria en abogados que le busquen el quite a la ley, e instala el resto de su inmensa fortuna en bancos o inversiones en el exterior. De ser encontrado culpable, se le abre un proceso. Y, a él que es negociante, se le da la oportunidad de negociar el castigo a cambio de información, información que en rigor deberían conseguir los estrados policivos y judiciales.
Una vez sentenciado y negociada la pena van a la cárcel tres o cuatro años. Una vida holgada con salidas, visitas, celulares y negocios, ahorrándose los costos de vida, la cárcel la pagamos nosotros, mientras los dineros robados hacen dividendos durante los tres o cuatro años que están recluidos. Pasados los veloces tres o cuatro años, salen a pedir chequera en sus bancos y a vivir una vida de lujo aquí o en cualquier parte del mundo. Es una ecuación a la que demasiados se apuntan: robo multimillonario, cárcel con ahorro y multiplicación de dividendos, tres cortos años – resto de la vida, vida opulenta.
Y los demás? Los demás se quedan sin las obras e inversiones para las que estaban destinados los dineros - alimento para los niños, salud para todos, educación, obras públicas -, sin el dinero para hacerlas, e impotentes ante la injusticia.
Se pregunta uno qué sucedería sin el lugar de rebajarles penas por información se les negociaran días de cárcel por cada peso recuperado? Si sólo pudieran compensar su tiempo de presidio por monto de dinero devuelto? Hasta el último peso. Así, quizás, no solamente tendríamos de regreso los dineros que tanto necesita este país dolorosamente inundado, sino que tendríamos corruptos pobres. Eso tendría la doble ventaja de que se les cortaría el poder de seguir corrompiendo y que sentirían en carne propia la pobreza, el robo y la injusticia. Silvia Dávila Morales ®

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